Noguera notario
“Un notario de los de antes»
Noguera forma parte del grupo notable de notarios que ejercen en la capital catalana, con nombres tan ilustres como Raimon M. Roca Sastre, Ramon Faus, Enric Gabarró, Federico Trias de Bes o Josep M. de Porcioles.
Cuando Noguera accede a la notaría de Barcelona en 1935, enseguida se involucra activamente en la institución notarial, como secretario del Colegio de Notarios y otras responsabilidades. Su carrera profesional no se detiene ni durante la guerra civil.
Después de la guerra, Noguera forma parte del grupo ciertamente notable de notarios que ejercen en la capital catalana, con nombres tan ilustres como los de Raimon M. Roca Sastre, Ramon Faus, Enric Gabarró, Federico Trias de Bes o Josep M. de Porcioles. Es decano del Colegio de Notarios de Cataluña entre 1966 y 1968, llevando a cabo una intensa actividad institucional tanto a nivel catalán, español, como en el ámbito del notariado latinoamericano.
Cuando en 1972 Noguera se jubila, cuenta con treinta y siete años de ejercicio en la notaría, una trayectoria profesional muy importante y una reconocida competencia jurídica: ha intervenido decisivamente en la resolución de temas fundamentales para el devenir institucional de Cataluña, como la complicada sucesión de Francesc Cambó, la polémica entre el abad Escarré y el obispo Modrego por la propiedad del monasterio de Montserrat y la solución de la titularidad de la montaña a través de la vieja figura jurídica catalana de la enfiteusis, en el Patronato del monasterio de Pedralbes o en los problemas jurídicos que planteaba entonces el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona. Cuestiones resueltas, en algún caso, gracias a su profundo conocimiento y aplicación del derecho civil histórico catalán.
Como jurista, con todo el sentido de la palabra, Noguera también interviene decisivamente en la redacción de la reforma de la ley hipotecaria de 1944, en la ley de redención de censos de 1945 o en el decreto del mismo año que permite al Colegio de Notarios conservar su archivo histórico. Ya jubilado y en periodo de recuperación de la autonomía, Noguera interviene en la redacción de la ley de fundaciones privadas de Cataluña de 1982.
Como jurista también deviene miembro de la Academia de Jurisprudència i Legislació de Catalunya y del Institut d’Estudis Catalans, donde interviene activamente en su redefinición jurídica y normalización tras el franquismo, y donde el notario dota un fondo para publicaciones que lleva su nombre. También se convierte en el asesor jurídico de diversas instituciones y fundaciones culturales a las que da forma legal: la Fundación Pau Casals, la Fundación Joan Miró, la Fundación Jaume Bofill, la Biblioteca de Cataluña, el Congreso de Cultura Catalana y muchas otras.